El mundo de Francisco

Alfonso Maldonado
8 min readJul 20, 2021

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Vivimos tiempos complicados, porque ni siquiera sabemos bien dónde estamos parados. Si algo diferencia a estos de aquellos del siglo XX, es que en esos, al menos, todo parecía debatirse entre dos convicciones antagónicas y excluyentes, el capitalismo y el comunismo. Hoy en día estamos alejados de aquellas “claridades”, por lo que las reediciones parecen absurdas. Aunque se pueda echar de menos el privilegio de esa posibilidad de discutir entre una u otra, sin otras alternativas posibles.

Lo cierto es que estamos ante el imperio de la posverdad, donde todo es válido y posible. Las certezas son cada vez más magras. Por lo que la cohesión social está en juego. Hay, ciertamente, problemas que nos devuelven a este mundo, como la crisis ecológica o el Covid. Pero, fuera de esa alucinante y narcótica experiencia del primer mundo, se juega a que la realidad no existe. Solo que llegan migrantes y refugiados a borbotones, la natalidad está por el piso y las posibilidades de supervivencia de las culturas, en el primer mundo, han comenzado una cuenta regresiva.

Mientras los países más avanzados del planeta pueden robotizar sus economías, con el problema de, si la gente no trabaja, cómo va a comprar (parte de las explicaciones para el salario único universal). Queda la pregunta por los sobrantes, los descartados. Mientras los jóvenes caminan sin futuro, la política del marketing se apodera de los partidos políticos en las zonas más desarrolladas, como si se tratase de Pole Dance.

Los países en desarrollo, muchos paralizados en un tercer mundo, aportan refugiados al primer mundo. Viven con violencia la exclusión tocando las puertas. Y las utopías de antaño se desempolvan. Mientras la fascinación por Der Kapital de Marx vuelve a aparecer en quienes jamás leerán una sola línea de él, en Cuba, Nicaragua y Venezuela se siente el enorme timo que ha representado. Si bien muchas luchas obreras, que podían haberse fundamentado sin él, sin embargo, a él se refirieron, lo cierto es que en estos países ha sido la coartada para que un grupo bastardo se apodere del estado. Con lo cual ya se ve una primera fractura en el espejo que busca reflejar la realidad social: ¿la política trata de conciliar caminos para desarrollar proyectos que tienen que ver con la superación de las dificultades de los pueblos, o es simplemente una coartada para ascender al poder y en él mantenerse?

Los recientes acontecimientos en la isla caribeña vuelven a plantear estos cuestionamientos, pero también otros ¿Cuál debe ser la línea diplomática vaticana? ¿Cuánto debe pesar el ser jefe de un pequeño Estado en relación con el ser buen Pastor?

Esos tiempos de Juan Pablo II

El primer papa no italiano en siglos se convirtió rápidamente en una rock star que todo el mundo quería tener consigo

Creo que se comete una injusticia cuando se pretende comparar al actual Papa con Juan Pablo II. El primer papa no italiano en siglos se convirtió rápidamente en una rock star que todo el mundo quería tener consigo. Sus orígenes polacos y su resistencia contra el comunismo fueron lo suficientemente poderosas como para envolverlo en un aura de inmunidad. El mismo atentado de 1981 catapultó su popularidad, por lo menos en el resto del mundo fuera del Centroeuropa. Tanto, que terminó visitando países como Argentina, Paraguay y Chile en plena dictadura militar ¿Por qué no se puede repetir esa gesta? Porque esas dictaduras de derechas justificaban su existencia en la lucha contra el comunismo, causa que pretendían compartir con Juan Pablo II. Solo que el Pontífice no se dejó utilizar y, por supuesto, en ese contexto, formuló fuertes críticas de fondo a la situación de esos países: “No se puede arrinconar a la Iglesia en sus templos, como no se puede arrinconar a Dios en la conciencia de los hombres” (Paraguay, 16 de mayo de 1988). Ello no le impidió, al día siguiente, hiciera críticas en cuanto a la tenencia de la tierra en manos de unos pocos, cuestión que podría, para quienes ignorar la posición de la Iglesia en estos temas, considerarse como propia del comunismo. Paraguay estaba gobernada por el ferocísimo dictador Stroessner, que hizo del país un santuario para exnazis.

Si recordamos su visita a Chile en 1987, esta fue menos afortunada. Por lo que no todo fueron éxitos para el Papa polaco. Pinochet buscó usar y manipular la figura del Papa (todos los políticos, de alguna forma, buscaban beneficiarse). Así fue manejado de manera incauta para conseguir que apareciera en un balcón flanqueado por el dictador chileno y conseguir una fotografía para la posteridad. Por otra parte, el Papa fue testigo de excepción de cómo las fuerzas de seguridad cargaban sobre la multitud, como lo relata https://www.vidanuevadigital.com/2018/01/15/el-desafortunado-viaje-de-juan-pablo-ii-a-chile-en-1987/ .

La situación en Nicaragua tampoco tuvo mucho éxito

La situación en Nicaragua tampoco tuvo mucho éxito. La Revolución Sandinista había tomado el poder en 1979, desplazando a la sanguinaria dictadura de los Somoza. Su línea ideológica era una mezcla entre la izquierda radical y ciertos movimientos de inspiración cristiana, más cercanos a lo que sería una Teología de la Revolución, distinta de cualquier otra de las teologías de la liberación. De tal forma que la línea podía ser muy delgada entre una hazaña que buscaba una transformación de la realidad de la dictadura desde la fe, a una manipulación de esta, como creo que valoraba Fidel Castro. Esto, por supuesto, en favor de la Revolución como ascenso y control hegemónico del poder. Si bien desconozco el impacto que pudo tener dicho viaje de 1983 en los siguientes años, lo cierto es que la misa de esa visita fueron interrumpidas por consignas en favor de la Revolución. Las duras críticas del Papa no fueron escuchadas, ni tampoco el inusual pedido de “el Papa también quiere hablar”.

Resulta complejo valorar la acción (e intención) de Ernesto Cardenal, cura que se movilizó junto con la guerrilla en el escenario bélico previo (ignoro si se adosó un arma al hombro, pues nunca he visto ni escuchado tal cosa) y ministro de la cultura en ese momento, cuando se arrodilló ante Juan Pablo II en el aeropuerto. La escena quedó registrada como la de un Ernesto Cardenal sonriendo y un Juan Pablo II increpándolo. El Papa negó bendecirlo y el 4 de febrero del año siguiente fue suspendido como sacerdote ad divinis, junto con otros tres más, todos integrantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional. El cura poeta solo se reconciliaría totalmente con la Iglesia el mes antes de morir, el primero de marzo de 2020, a través de Mons. Silvio Báez, luego que en el 2019 el papa Francisco levantara la sentencia (1).

Regresando a la misa en Managua, ese 4 de marzo de 1983, las multitudes nicaragüenses tampoco entendieron al Papa. Sus duras críticas de la homilía no fueron escuchadas. Daniel Ortega le reclamó al Papa, creo que casi en la escalerilla del avión de vuelta a Roma, que aquella gente había llegado descalza para asistir a la Eucaristía. Que algunas madres cuyos hijos murieron en combate se quedaron esperando su bendición por ellos (https://elpais.com/internacional/2018/07/20/actualidad/1532095563_875303.html ). Quizás la lección le sirvió a Juan Pablo II para que, en otro contexto, el argentino, dijera que oraba por los caídos de cualquier bando, refiriéndose a la guerra de las Malvinas.

Algo que se pasa por alto es que el mundo cambió luego de 1990, con la caída del comunismo. En diciembre de 1989, el presidente de la Unión Soviética, Mijael Gorbachov, visita a Juan Pablo II en el Vaticano. Es el contexto de la Glasnost o Transparencia, como se llamó al intento de reforma del líder soviético. Todo esto implicaba una distensión en las relaciones entre ambos estados, pero, sobre todo, un cambio dentro del ecosistema donde vivían las comunidades cristianas en los países de la órbita soviética. Claro que tres años después, dicho estado dejaba de existir y aparecía en su sustitución la Federación Rusa. La figura de Putin va a ser la más destacada de los líderes rusos en estos años (que prácticamente ha estado “reservada” a él y Boris Yeltsin). Pragmático y calculador, no por ello Putin deja de exhibirse con la Iglesia ortodoxa rusa. Si el poder se mantiene evitando confrontaciones inútiles, uno de esos frentes lo representa esta Iglesia.

Volviendo a Francisco

En el mundo de Francisco no hay dictaduras de derecha a la vieja usanza. Hay gobiernos de derecha o muy conservadores, pero en contextos democráticos. Hay fundamentalismos religiosos y terrorismo conexo. En la otra mano, quedan estados comunistas, impenetrables, como Corea del Norte. O férreo en su control político y expansión económica, como China. O con singularidades como las de Vietnam, que mezcla todo un poco, siguiendo a escala el modelo chino. En occidente está, por supuesto, Cuba. Con las crueles caricaturas de Nicaragua y Venezuela, que no se resignan a abandonar la épica del mundo bipolar de la Guerra fría. Están los que idealizan religiosamente el mundo sin clases de la izquierda más rancia, con cófrades en España y en toda América Latina.

La teología latinoamericana, que incluye a la de la liberación, ya no tiene que verse emparejada con modelos políticos arcaicos. Su opción por los pobres puede ser más legítima. La teología argentina del pueblo sigue teniendo que aportar. La Iglesia es comunidad misionera y en salida. Es Pueblo de Dios, donde todo bautizado es sujeto de derechos y deberes y no ya una jerarquización excluyente. En medio de una serie de escándalos, que destacan los abusos a menores, la complicidad de genocidio en Canadá y la corrupción que se está procesando en algunos miembros de la Santa Sede, queda la pregunta sobre cuál debe ser la línea pastoral y diplomática de la Iglesia, desde la Santa Sede.

Hay quienes añoran a un Juan Pablo II, sin percibir el cambio de estrategia pastoral entre su visita a Nicaragua en 1982 y la de Cuba, en enero de 1998. Obvio que también Cuba había cambiado la estrategia, por lo que fue recibido por un Fidel sin uniforme militar ¿Cuál debe ser la estrategia de Francisco? ¿Deben primar los objetivos pastorales, que en el Vaticano implica su política y diplomacia? ¿O debe primar la exhibición de una conciencia moral recta y anclada en la tradición de la Iglesia de condena al comunismo, más allá de que tan efectiva sea y, por lo tanto, tan coherente con la caridad pastoral o política, así ello implique que se incremente la revancha contra la gente?

Hay quienes añoran a un Juan Pablo II, sin percibir el cambio de estrategia pastoral entre su visita a Nicaragua en 1982 y la de Cuba, en enero de 1998

En realidad, son preguntas válidas. Sin embargo, hay una sola historia donde se puede aplicar una u otra, nunca las dos a la vez. Mientras no haya resultados, se pensará que la estrategia fue la equivocada. Al final el juicio corresponderá a la historia. Saber qué hubiese pasado, si la estrategia hubiera sido otra, no es asunto de la historia. Presumir de otros y mejores resultados solo se podrá, si se verifica poniéndolo en práctica en otras situaciones con análogas circunstancias.

(1) El padre Alfredo Infante, jesuita, aclara: “Ernesto Cardenal fue Sandinista pero nunca guerrillero, sino poeta y artista. Después, se distanció del Sandinismo, y fue de sus más claros críticos. Al igual que su hermano Fernando.”

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Alfonso Maldonado

Escritor. Enseñante de teología. Locutor. Fotografo. Defensor de los DDHH. Y, last but not least, sacerdote. VENEZUELA www.ficciografias.com https://www.ama