Se buscan mundos
Se buscan mundos.
Mundos donde los problemas se resuelvan,
donde los seres humanos se encuentren,
donde los abrazos no sean esquivos.
Mundos con aromas que permanezcan
con la fragancia de las rosas o las azucenas.
Donde los hombres se miren a los ojos,
donde las manos permanezcan siempre abiertas.
Mundos donde las estrellas se consigan por las calles,
donde los mares no sean tan temidos.
Donde el hipocampo no habite en las peceras,
donde el colibrí consiga flores nuevas cada día.
Mundos donde los amigos no queden en el pasado,
mundos sin ausencias.
Sin barreras cósmicas ni la mortandad artera,
donde lo mejor siempre sea un presente nunca postergado.
Donde el mañana sea lo que va a ocurrir después del ahora,
y no la continua posposición de los versos.
Mundos con soñadores, pero sin sueños,
pues son artesanos de la cotidianidad,
carpinteros de las horas,
orfebres de los segundos.
Mundos donde el aire sea más preciado que el oro,
donde el agua sea patrimonio de todos.
Donde no se mendigue la palabra ni la vista,
donde no falte el oído y la sonrisa.
Mundos nuevos, aunque sea entre andamios,
fabricados con el sudor de cada día,
de quienes renuncian a sus sueños,
porque el presente está preñado de ellos.